miércoles, 2 de noviembre de 2011

El Puente de Ariza empieza a volver a ser visible



La tragedia aproximadamente hace cuatro años empezó a cernirse sobre este elemento diseñado por Vandelvira en el siglo XVI y financiado por el obispo Diego de Los Cobos, un puente destinado a cruzar el rio Guadalimar y que era un elemento en el antiguo camino de Toledo que gente tan importante como San Juan de la Cruz o los propios reyes cruzaron en mas de una ocasión para llegar a la Loma y las Villas.

La construcción del embalse de Giribaile, suponía la crecida desmesurada del rio Guadalimar y por tanto el agua enterraría el elemento arquitectónico condenando una parte tan importante de nuestra historia y patrimonio al ostracismo acuático.

Según un artículo publicado en el diario el pais en Julio de 1998, la comisión de patrimonio de la Junta de Andalucía aprobó el traslado del puente de Ariza a un lugar más cercano a Úbeda, pensandose incluso en colocarlo en el Parque Norte, para salvarlo de las aguas y prometieron destinar al traslado la principesca suma de ochocientos millones de las antiguas pesetas, que nunca llegaron a ser invertidos.

En el año dos mil ocho, las lluvias empezaron a anegar el puente que para el año dos mil diez contaba con una profundidad de catorce metros hasta la base, siendo esto algo muy sentido por todos los ubetenses y conocedores del patrimonio.



El otro día volviendo de una ruta en el condado de Jaén, bajando por la carretera de Navas de San Juan, se me ocurrió aminorar la velocidad para ver el embalse y contemplar el lugar donde yace el puente, y mis ojos se llenaron de felicidad cuando vi algo parecido a un montículo de tierra emergiendo del agua con forma triangular. En un principio dudé pero tras contemplar el lugar en otra ocasión efectivamente volvía a ser visible, el puente de Ariza se volvía a ver.


Decidí aventurarme en la carretera, ya casi convertida en carril rural parchajeada con pegotes de tierra y alquitrán y bajando hacia ella por el camino que antiguamente conducía a Toledo, efectivamente el pico se volvía a ver, y cuando llegué hasta casi el agua me di cuenta de que el vano de mayor altura también empezaba a mostrar de manera considerable la clave.


El puente de Ariza vuelve a ser visible, esto plantea la disyuntiba de que si el puente se descubre quizás se debería exigir el traslado, no al parque norte, porque eso supondrían abandonarlo al bandolerismo de personas que no aprecien este vestigio de nuestro pasado, que San Juan de la Cruz curzó de camino a su muerte, pero quizás por el santuario.

La otra opción que se nos abre es dejarlo al pasto del agua, aún a riesgo de volverlo a perder, siendo esta opción inspiración para románticos y gente que considera que ese puente fue construido con la orografía de ese lugar y que se hizo para ese camino, quizás oculto bajo el agua se conserve mejor y en épocas de sequía nos sirva para recordar las huellas de nuestro pasado.


Cualquier opción puede tener partidarios o detractores pero lo cierto es que ahora podemos volver a disfrutar de el y quizás con el tiempo se quede por completo desnuda la antigua carretera que nos permita subirnos para gozar de su belleza y de su historia.

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